01 de enero de 2025. En el ámbito de las intervenciones coronarias, el acceso radial ha emergido como el método más seguro y efectivo para realizar procedimientos percutáneos. Este enfoque no solo ha demostrado ser superior al acceso femoral en términos de complicaciones y mortalidad, sino que también ha expandido su uso a otros ámbitos, como los procedimientos carotídeos y periféricos.
Sin embargo, el acceso radial no está exento de desafíos. Dos de los problemas más comunes son el espasmo radial y la oclusión de la arteria radial (RAO), que se presenta en aproximadamente el 9% de los casos después de la intervención. Para contrarrestar estas complicaciones, se ha desarrollado el acceso radial distal (DRA), que no solo se utiliza para la recanalización de la RAO, sino que se ha convertido en una opción preferida para los procedimientos transradiales, gracias a su baja tasa de oclusión, atribuible a su robusta red anastomótica.
El objetivo del estudio TENDERA, que significa "Traditional Entry Point vs Distal Puncture of Radial Artery", fue comparar la incidencia de RAO entre el DRA y el acceso radial convencional (TRA) durante un seguimiento de un año. Para garantizar la validez de los resultados, solo se incluyeron operadores con experiencia en al menos 100 procedimientos DRA.
Se reclutaron pacientes de siete centros clínicos en Rusia, todos con síndromes coronarios agudos o crónicos, excluyendo aquellos con historial de intervenciones previas en la arteria radial, coagulopatías, o un diámetro radial de 1.5 mm o menos. Para llevar a cabo los procedimientos, se utilizaron introductores de hasta 16 cm de longitud, y se realizó una evaluación ultrasonográfica del acceso radial antes de la intervención.
El punto final primario del estudio fue la presencia de RAO, evaluada mediante Doppler. Además, se midió la permeabilidad radial a las 24 horas y a los 1, 6 y 12 meses post-procedimiento. Se registraron también otros parámetros como el tiempo de punción, la dosis de radiación, y cualquier complicación relacionada con el acceso, incluyendo hematomas y pseudoaneurismas.
Se incluyeron en el estudio un total de 795 pacientes, con una edad promedio de 63 años, y un 66% de ellos eran hombres. La circunferencia promedio de la muñeca fue de 19.1 cm, y el 14% de los casos correspondían a síndromes coronarios agudos. La medición del diámetro de la arteria radial mostró un promedio de 2.6 mm en el acceso convencional y 2.27 mm en el distal.
Los resultados fueron reveladores: la incidencia de RAO fue del 6.7% en el acceso radial convencional frente al 2.5% en el acceso distal (RR 2.59 [IC 95%: 1.29–5.59], p = 0.010). Además, se reportaron anomalías vasculares en el 10.8% de los casos, siendo el loop radial la más frecuente (6.2%). La tasa de espasmo radial fue similar entre ambos grupos, pero el DRA presentó una mayor tasa de fallos en el acceso (4.6% frente al 1%, p = 0.013).
Los principales predictores de RAO incluyeron el uso del acceso radial tradicional, un índice radial/introductor menor a 1.1:1, y el sexo femenino, lo que sugiere que ciertos factores pueden influir en el éxito del procedimiento.
En conclusión este estudio demostró que, al seguir un manejo protocolizado, el acceso radial distal ofrece una incidencia significativamente menor de oclusión radial tanto en el corto como en el largo plazo. Estos hallazgos subrayan la importancia de elegir el método adecuado para maximizar la seguridad y eficacia de las intervenciones coronarias, resaltando el potencial del DRA como una opción preferida en situaciones clínicas específicas.
Por esta razón es importante que a medida que la tecnología y las técnicas de intervención continúen evolucionando, es fundamental que los profesionales de la salud se mantengan informados sobre las mejores prácticas y decisiones clínicas basadas en la evidencia para mejorar los resultados de los pacientes.