Impacto de la Técnica de Implante en la Disfunción Coronaria Microvascular | Grupo i2

13 de agosto de 2024. El tratamiento coronario percutáneo (PCI) es una intervención común en el manejo de la enfermedad coronaria; sin embargo, puede estar asociado con ciertas complicaciones, entre las cuales se encuentra el infarto miocárdico periprocedimiento (IAM tipo 4a). Algunos registros indican que la aparición de este tipo de infarto puede llegar a ser del 30% en pacientes que se someten a PCI. Generalmente, los IAM 4a pueden ser consecuencia de la pérdida de una rama lateral, disección en el borde del stent, o microembolizaciones distales, que llevan a la lesión microvascular. Estas complicaciones son relevantes, ya que pueden dar lugar a angina post PCI, reportada en cerca de un tercio de los pacientes.

Un aspecto a menudo subestimado es la disfunción coronaria microvascular (CMD) que puede presentarse después de una PCI, lo que resulta en una perfusión distal inadecuada. La CMD puede evaluarse de forma invasiva mediante herramientas específicas, como guías de presión que permiten determinar el índice de resistencia microvascular (IMR), un parámetro validado en múltiples estudios.

La técnica de colocación del stent podría influir en la incidencia de CMD y IAM 4a. Factores como el preacondicionamiento isquémico, la insuflación prolongada del balón coronario, o el “deployment lento” del stent podrían contribuir a una menor lesión del vaso y de la placa, potencialmente disminuyendo la aparición de complicaciones.

Con base en estas consideraciones, se llevó a cabo el estudio EMPIRE, cuyo objetivo fue investigar si la técnica de implantación y las características del dispositivo pueden influir en la CMD. En su fase 1, el estudio comparó aleatoriamente la insuflación lenta del stent (DES slow) con la técnica estándar en pacientes sometidos a PCI electiva por angina estable.

Se incluyeron pacientes de 18 a 75 años con diagnóstico de angina estable, programados para una angioplastia de un solo vaso en un centro especializado en el Reino Unido. El control invasivo se realizó con el sistema PressureWire X y Coroflow, con mediciones de presiones coronarias y flujo.

El punto final primario (PFP) fue el cambio en IMR y CFR post stent en comparación con los niveles basales. Los puntos finales secundarios abarcaron el diagnóstico de IAM 4a, angina post PCI y calidad de vida (QoL).

El estudio incluyó 36 pacientes asignados aleatoriamente en una proporción de 1:1 a recibir DES slow o DES estándar, con una edad media de 67.2 años, en su mayoría hombres (88%) y con el 50% con antecedentes de enfermedad coronaria. No se encontraron diferencias significativas en el análisis cuantitativo por angiografía, aunque la evaluación por tomografía de coherencia óptica (OCT) mostró una tendencia hacia un mayor arco lipídico en el grupo de DES estándar (122° frente a 89°, p = 0.18).

Los resultados revelaron una diferencia significativa en el PFP de cambio en IMR post PCI: diferencia media de 4.14 mmHg (IC 95% -10.49 a -0.39, p=0.04). Además, aunque no alcanzó significancia estadística, se observó un aumento en el delta de CFR en el grupo DES slow (+0.47, IC 95% -0.52 a 1.31, p = 0.46). Los valores de BMR e IMR fueron menores en el grupo de insuflación lenta, aunque no alcanzaron significancia (p = 0.06 y p = 0.09, respectivamente). En el análisis bioquímico, no se observaron diferencias en los niveles de troponina I post procedimiento (diferencia a las 6 horas: +1.5 ng/mL, IC 95% -27.00 a 27.5, p = 0.95).

En conclusión este análisis resalta la influencia de la técnica de implantación del stent en la lesión microvascular, evidenciando que una insuflación más lenta puede asociarse con mejores valores de IMR post PCI. Sin embargo, estas diferencias no se tradujeron en una disminución de los diagnósticos de IAM tipo 4a. Dado el reducido tamaño de la muestra y la naturaleza unicéntrica del estudio, los hallazgos del EMPIRE deben interpretarse como una base que genera hipótesis para futuras investigaciones en este campo.


Fuente: SOLACI