07 de marzo de 2023. Debido a la elevada carga de comorbilidades concomitantes de los pacientes con enfermedad vascular periférica de miembros inferiores (EVP), y de la complejidad de este territorio anatómico, el abordaje terapéutico de esta patología representa un gran desafío al momento de procurar una revascularización completa. En este sentido, los balones recubiertos con droga (DCB) han surgido como una herramienta útil en este escenario clínico.
Es importante tomar en cuenta que el uso de balones liberadores de drogas ha disminuido la tasa de reestenosis en lesiones obstructivas del territorio femoropoplíteo, comparándolos con los balones convencionales o stents convencionales (BNS). Tanto en la colocación de BNS como en los stents liberadores de drogas (DES), existe el riesgo mecánico de fractura del stent o la degeneración aneurismática del segmento tratado (reportado en algunas series), por lo cual el uso de balones con droga (DCB) podría ser una alternativa para evitar estos efectos adversos.
Esto lo respalda un estudio que tuvo como objetivo averiguar la libertad de reestenosis al año, posterior al tratamiento endovascular con DCB para enfermedad femoropoplítea sintomática.
Dicho estudio fue realizado con la base de datos POPCORN (Prospective Multicenter Registry of Drug-coated balloon for femoropopliteal disease) de Japón donde se realizó una predilatación 1:1 o 1 mm menos, y se usó dos tipos de DCB según elección del operador: el Lutonix y el IN.PACT Admiral.
El punto final primario fue la libertad de reestenosis en el seguimiento, los puntos finales secundarios fueron libertad de revascularización del vaso, salvataje del miembro, libertad de cualquier reintervención, efectos adversos mayores relacionados al miembro y mortalidad de todas las causas.
Se analizaron 2507 pacientes con 3165 lesiones, la edad promedio fue de 75±9 años, 64,9% de sexo masculino, 65.4% diabéticos y 29% con enfermedad renal crónica. Clínicamente el 31.2% se presentaron como isquemia crítica. Angiográficamente la longitud promedio de las lesiones eran de 13.5±9.3mm, con un diámetro promedio de 4.8±0.9mm y el 25.9% eran oclusiones totales crónicas (CTO). Posterior a la dilatación con balón, el 4.6% presentó algún tipo de disección severa, con bailout stenting en el 3.5%.
Se realizó un seguimiento a los 14 meses en el 84.9% (perdida en el follow-up de 15.1%). Se observó libertad de reestenosis del 84.5% (IC 95% 83.1-85.8%) y del 79.7% a los 14 meses (IC 95% 78.1-81.2%), siendo la mayoría reestenosis focales (37.4%). El índice de libertad de revascularización a los 12 meses fue de 91.5% (IC 95% 90.5%-92.5%).
Las características que se asociaron de manera independiente con la reestenosis al año fueron el antecedente de revascularización (HR 1.32, IC 95% 1.01-1.73; P=0.044), calcificación severa (HR 1.29, IC 95% 1.03-1.63; P=0.027), oclusiones totales crónicas (HR1.28, IC 95% 1.04-1.58; P=0.021), uso de Lutonix (1.97, IC 95% 1.61-2.41; P≤0.001) y la presencia de estenosis residual (HR 1.51, IC 95% 1.24-1.83; P≤0.001).
En conclusión en este estudio observacional se mostraron datos de una población real tratada casi exclusivamente con DCB (sin uso de aterectomía y con escaso número de bailout stenting), observándose índices de reestenosis y una tasa de revascularización del vaso aceptable. A su vez, más de dos tercios fueron reestenosis no oclusivas. Tanto la presencia de lesiones calcificadas como de lesión residual fueron predictores de reestenosis, lo cual debería valorarse al realizar la elección de DCB en estos escenarios.