18 de septiembre de 2025. Si has sufrido un infarto, es probable que tu médico te haya recetado un medicamento conocido como betabloqueante. Estos fármacos son muy efectivos, especialmente para quienes tienen el corazón debilitado (un problema conocido como disfunción ventricular). Pero, ¿qué pasa si tu corazón funciona normalmente después de un infarto?
Este tema ha sido objeto de debate en el mundo médico, ya que los resultados de los estudios han sido contradictorios. Recientemente, dos importantes investigaciones, presentadas en el congreso médico ESC 2025, han arrojado nueva luz sobre esta cuestión.
¿Qué dicen los estudios?
Estudio REBOOT
Este estudio se centró en casi 8,500 pacientes que tuvieron un infarto, pero cuya función cardíaca (fracción de eyección) era normal o casi normal. Después del alta hospitalaria, a algunos pacientes se les recetó un betabloqueante, mientras que otros no lo recibieron.
El resultado: Después de casi cuatro años de seguimiento, los investigadores no encontraron diferencias significativas en la cantidad de muertes, segundos infartos o ingresos por insuficiencia cardíaca entre los dos grupos. Esto sugirió que el uso rutinario de estos medicamentos no ofrece un beneficio adicional para estos pacientes.
Estudio BETAMI-DANBLOCK
Este segundo estudio, realizado en Noruega y Dinamarca, analizó a más de 5,500 pacientes con características similares a los del estudio REBOOT. A un grupo se le recetó un betabloqueante (en la mayoría de los casos, metoprolol) poco después de su infarto, mientras que el otro grupo no lo recibió.
El resultado: Los resultados de este estudio fueron muy diferentes. El grupo que tomó betabloqueantes experimentó una reducción significativa en muertes y eventos cardiovasculares graves (como segundos infartos o insuficiencia cardíaca). Esto indicó que el uso de estos medicamentos sí puede ser beneficioso.
En conclusión los hallazgos de estos dos estudios, aunque parecen contradictorios, nos muestran que el tratamiento médico debe ser personalizado. Mientras que el estudio REBOOT no encontró un beneficio generalizado, el BETAMI-DANBLOCK sí lo hizo, lo que sugiere que los betabloqueantes aún pueden ser una herramienta valiosa.
En definitiva, la decisión de recetar o no un betabloqueante después de un infarto, en pacientes con una función cardíaca conservada, debe ser cuidadosamente evaluada por el médico. Cada persona es única, y el tratamiento debe adaptarse a su situación particular, tomando en cuenta la evidencia más reciente.
Para los médicos, estos estudios refuerzan la importancia de mantenerse al día con la investigación para ofrecer el mejor cuidado a sus pacientes. Para los pacientes, es clave mantener una comunicación abierta con su cardiólogo y confiar en su criterio profesional para seguir el tratamiento más adecuado.